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39 Los vimos abrazados, pero no pudimos agarrar al joven, porque era más fuerte que nosotros y abrió las puertas y se escapó. 40 Entonces la agarramos a ella y le preguntamos quién era ese joven, 41 pero no nos lo quiso decir. Esto lo declaramos como testigos.»

El pueblo que estaba reunido les creyó, pues eran ancianos del pueblo y además jueces. Así que la condenaron a muerte.

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